lunes, 14 de marzo de 2011

Por Picacho

Ya a punto de llegar, pero sin estar ya ahí, entra la llamada -Sí, sí sé dónde está el Toks- No es de extrañar, hay cambio de planes. Siempre hay cambio de planes, es como parte del plan, al menos esa parte que nunca cambia. –No gracias, no, en serio, ya desayuné… gracias. Sí, anda, sí, está bien yo me termino tu desayuno, sí, gracias.-
              El abuelo pide una Coca con hielos. Al mesero le piden una Coca sin hielos- ¿Tiene hielos la Coca?- El mesero dice no con la cabeza. Todo bien, el abuelo toma un sorbo, -Está muy fría-. Al mesero le piden agua caliente; un chorro, dos -¿ya?- El abuelo dice sí con la cabeza.
             Todos los hyospitales son iguales. Peor aún, todas las áreas de cardiología son idénticas. Delante de nosotros en los asientos, un hombre escribe en su celular un mensaje, suenan tanto sus teclas; no es un mensaje me equivoco, es toda una novela. Llaman al abuelo para consulta. El hombre aún escribe; es toda una obra tonal, sinfonía telefónica a tiempo de desquicio, se traga la semicorchea pensando en si ese hecho lleva hache. Al abuelo lo mantienen en consulta tal vez le hagan hoy en eco. El próximo Quijote para extraterrestres se edita a una fila de distancia.
            Apenas empieza el día.

1 comentario:

  1. Dud! Gracias por postear de nuevo, esto está sumamente refrescante.

    Anónimo Kike

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