domingo, 18 de julio de 2010

Otro, otro más.

Hubo momentos felices, y hubo otros tantos tan tristes. Las memorias envuelven el cuarto y me llevan a otro lugar.
No reconozco mi sombra, más recuerdo el tiempo, en que estando contento, viví junto a ti.
En ese mundo de ensueño, volví a caminar, y tú estando a mi lado, tu mano en la mía… dispuesta a bailar.
Hoy me muero de nuevo, me hizo falta un recuerdo, y te vuelvo a extrañar…
Hoy me muero de nuevo, me hizo falta un recuerdo, y te vuelvo a extrañar…

domingo, 11 de julio de 2010

Respira.

Perdido en una realidad absurda, observo. El cielo se ve tras el parabrisas, y la lluvia escurre por los marcos sin tocarme. El radio no funciona y casi a conciencia me pierdo de la música del rededor… en cambio en mi cabeza truena el rayo de la memoria y fulmina, como al árbol, a la torre desierta en la que descanso mi existir.

Se levanta tras de mí un violín y me despierta. Y prometo que no busco entrometerme pero a tu vida parece funcionarle la mía, aunque mientas y mintamos. Y aquí, en la cama entre ventanas, el frio lucha por calar más profundo… y mis huesos cual anciano… aún así me sobren las cobijas y del colchón me resta un rato, ya no aguantan.

Yo tampoco sé dónde está tan magnífico animal. Y también me parece inestable la estructura. El dibujo de la llanta crea estelas uniformes en los ríos fabricados del concreto… pero no son estelas en la mar, y los caminos ya están hechos. Y me huele el mundo a nada, porque dentro de este auto-cama-torre observo, perdido en una realidad absurda.

Respira toro, respira… que para vivir solo aire necesitas.