lunes, 7 de febrero de 2011

Preguntas inocentes

Apretó el puño y lo soltó contra la mesa. La sangre le subió a la cabeza en un torrente de ira. Respiró profundamente, se quitó los lentes. Leyó por tercera vez la nota, miró a su secretario. “Llama al asesor,” le dice en un tono a la vez irritado y rendido.

El hombre pasa su mano sobre la cara, recorre lentamente apretándose la barbilla. Las gráficas no le dicen nada, las tablas son un montón de números teóricos, de encuestas mal hechas, de entrevistas sesgadas. Acomoda los lentes en su lugar.  “...¿y dices que la corrieron?”  El secretario asiente con la cabeza.
Con las ojeras remarcando sus pequeños ojos, el Presidente se levanta lentamente de la silla. Mientras sale, a punto de apagar la luz, se pregunta a si mismo ¿Será relevante la pregunta?