jueves, 22 de marzo de 2012

Consulta


“Suponga que esa tensión sexual se puede oler, “propuso el terapeuta “¿A qué huele?”

                En ese momento, un bólido atravesó el cristal, rodo unos metros por el consultorio y explotó en una fragancia de pimienta y naranja.

La paciente despertó inmediatamente, le lloraban los ojos y pudo ver, aunque borroso, como dos hombretones gigantescos le arrebataban la licencia a su psicólogo mientras uno tercero le quemaba el título sobre el basurero.

“Doctor, “dijo casi compungida “la verdad es que no me arrepiento.” 

domingo, 11 de marzo de 2012

La caída del espejo.



La caída del espejo fue completamente accidental.
     Parece tonto, pero creo que es importante decirlo, aquel no era mi objetivo.  Entiendo que no hay ya ningún proceso apelativo pero, por mi alma, para que lo sepa mi madre… la caída del espejo fue completamente accidental.
    El sol estaba por alumbrarlo todo. Se me había hecho tarde, aún tenía que alimentar a los gatos…Por otro lado, el sol aún no alumbrara la totalidad del estudio; solo ahí pude esconderme cuando escuché los pasos.
    Aquella no era hora alguna para andar sonando andadas y, por eso mismo, sola como estaba la casa, el eco no pudo sino agregar a mi sobresalto. Los pasos aún se escuchaban ahogados, por lo que, pensé, aún estaba en el recibidor; tendría al menos unos minutos para salir de ahí.
   Me disponía a huir por la puerta lateral que conectaba con la recámara. Inmediatamente comprendí mi error: mis pasos, aumentados por el mismo eco que aumentara los suyos… El silencio siguiente fue abrumador y bastante estúpido. Ahí comenzó el pandemonio, en medio de la casa vacía se hizo movimiento.
      Yo sé que lo saben. Me lo han escuchado mil veces ¡pero necesito que   me crean!
    Lo escuché subir las escaleras en una carrera loca, yo corrí a la vez con el alma en vilo, aferrándome al espejo como nos enseñan en la escuela; pero la carrera era difícil, las lozas lubricadas por la sangre eran imposibles de vadear.  Al llegar al pasillo central, pasó lo inevitable. Su figura inmensa bloqueó toda posibilidad de sombra, era una luz intensa, un todo luminoso concentrado.
     No me cegó la luz, me inundó, me asfixiaba, todo entonces fue inmediato; abrí la puerta más cercana y entré sin pensármelo dos veces. Era el baño, ese claustrofóbico lugar privado iba a ser mi tumba, entonces vi el espejo, aún en mi mano, seguro –sostenido con el puño, protegido con el pecho-
     Tienen que entender que no tuve opción, arranqué el toallero, solté el espejo y le golpeé con fuerza; una y otra vez lo golpeé, y una y otra vez la luz bajo la rendija de la puerta parpadeó. Roto, completamente destrozado, cada fragmento un sinfín de reflejos deformes.  Ya no había luz sino por el sol naciente.
      Así me encontraron ustedes. Tienen que entender que la caída del espejo fue accidental ¿Qué iba a saber yo sobre Dios esperando en el Infierno?
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Este va dedicado a Morfin, primero porque su imagen fue lo primero que me cruzó con el ejercicio dadaísta y en segundo lugar por constantemente molestarme por no escribir nada.