martes, 24 de mayo de 2011

Deliramentum

Suponer llena la cabeza de incoherencias gramaticales, inventos de tiempos y verbos inconjugables.  Suponer también me lleva a ti y a ese tipo de nostalgia que es imaginar un futuro imposible.  Esquivo el bache que no veo pero intuyo, salir por la noche en esta calle mal alumbrada es mala idea; escucho el motor de un auto viejo y me alegro, su velocidad lacónica alumbrará el resto del trayecto.  Lo que también me acompaña es tu recuerdo, entremezclado, a fuerza de voluntad, con la memoria de las tablaturas de esas canciones que toco para callar el estruendo del silencio de mi cama.
          Suponer, chaquetas mentales, solipsismo. Salta el tope. Recuerda G7, 7 A5, 5, 7, 7.  Sigues pedaleando y pronto todo cesa, todo menos el ritmo jadeante del mecanismo simple que llora por el esfuerzo, aunque tal vez seas tú, es decir yo, y tu falta (la mía) de capacidad pulmonar. Las piernas arden, la memoria duele, la imaginación da esperanzas faltas y las calles mal alumbradas dan miedo. 
        Todo esto tiene moraleja pero no la encuentro. Ojalá la encuentre tú, o ella. O yo, en un futuro próximo, cuando me relea y exclame ¡cuántas pendejadas! 

1 comentario:

  1. "esas canciones que toco para callar el estruendo del silencio de mi cama" jajaja, qué común es esto cuando uno se la vive suponiendo que todas esas canciones son dignas del soundtrack autobiográfico.

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