lunes, 21 de septiembre de 2009

Sueños

Sentado en medio de la sala, el hombrecillo, empequeñecido ante la sombra inmensa de si mismo reflejada en la pared a causa del fuego improvisado, rompió en llanto. Recitó casi imperceptible un centenar de blasfemias. Luego, exangüe, calló dormido.

La mañana siguiente, entumido, levanto el polvo para apagar el fuego, sopló contra el hollín en la pared generado por el fuego y, maleta en mano se retiro del edificio derrumbado. Las calles a rebosar de los hombres se siguieron una a la otra sin rumbo definido, ya perdido entre laos callejones de la parte vieja de la ciudad encontró otro edificio derrumbado. Se acerco a lo que alguna vez fue una sala.

Con un poco de licor y alguna tela seca y lo que restase de una silla, encendió un fuego. Se regocijó ante la figura imponente de la silueta de si mismo proyectada en la pared. Después, y mientras la contemplaba, rompió en llanto. Esta vez, sin recitar blasfemia alguna, calló dormido.

La mañana siguiente, entumido, levantó el fuego para, maleta en mano, retirar la pared generada por hollín y derrumbar el edificio. Rebosantes, sin rumbo, los hombres siguieron los unos a los otros y, empequeñecidos ante la sombra inmensa del hombrecillo, perdieron la vieja ciudad entre las calles.

1 comentario:

  1. La historia eterna, vivir sin rumbo y minusvaluados. Eres rudo para decir las cosas.... pero me gusta!

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